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Firewall: por qué todas las empresas deben instalarlo

Porque en un mundo cambiante, que vive una aceleración tecnológica inédita, que está modificando considerablemente los hábitos de comunicación y gestión de negocio de la ciudadanía, la prevención es el primer mandamiento para la supervivencia. Mirarlo desde otro lado es errar el razonamiento, el tiro e hipotecar el futuro.

Así son las cosas y no será desde aquí desde donde las contemos de otro modo para suavizar el golpe. Cualquier empresa que no disponga de un firewall sólido y actualizado estará jugando a la ruleta rusa con su futuro ¿Qué necesidad hay de hacerlo? Ninguna.

Implementar un firewall es poner a salvo las operaciones, los métodos y estrategias, los clientes, los objetivos, etc. Es, sencillamente, evitar quedar al descubierto o, peor aún, quedar al descubierto y no poder solucionar la situación por no disponer ya de acceso al propio sistema.

Hay un dicho que va ganando posiciones y que sustituye a otro más antiguo: “para gustos, los bolsos”, bien, pues con algunos cambios sirve perfectamente para ilustrar la situación de la que hablamos: “para riesgos, los ataques informáticos”.

¿Y, así, a grosso modo, cuántos bolsos puede haber? No hay más preguntas, señoría.

Sencillamente, cuanto más alto sea el nivel de protección, menos posibilidades habrá de estar poniendo en riesgo la seguridad, privacidad e integridad de la empresa y, por ende, la propia.

¿Qué es lo que hace de un firewall la herramienta más completa para salvaguardar el presente y el futuro de una empresa?

Pregunta clara, respuesta proporcionada: un firewall actúa como un sistema de control ajustado a un protocolo de seguridad, es decir, controla quien, cuándo y cómo se accede a un sistema operativo concreto y en ese despliegue de interrogantes se encuentra implícito uno muy importante: el por qué.

Porque los ataques informáticos, no sólo son aquellos que llevan a cabo los hackers con diferentes objetivos, ni mucho menos. En un momento determinado, cualquier usuario puede intentar y conseguir acceder a información que ponga en riesgo la empresa, la privacidad de alguno de sus empleados, en cualquier escala, o ambas, insistimos: “para gustos, los bolsos”.

Un firewall actúa evitando ese tipo de incursiones no deseadas pero son tantas, tan variadas y tan intimidatorias, que no es fácil seleccionar una opción de protección descartando las que verdaderamente no son necesarias en función del equipo que se quiera proteger. Cuando se produce esa situación de enfrentarse a un enemigo indeterminado, todas las precauciones pueden parecer pocas y, entonces, pueden pasar tres cosas, quedarse corto y dejar rendijas por las que sea posible el acceso; pasarse y hacer un desembolso superior al necesario desperdiciando recursos o, seamos positivos, también cabe acertar, que la lotería siempre le toca a alguien ¿no?

¿De verdad es necesario arriesgar de ese modo? No, implementar un firewall a la medida de las necesidades de una empresa concreta, no solo es la mejor opción que podemos elegir, sino que además es posible.

Vamos a tocar tierra y a hablar de realidades. ¿Cuánta información confidencial se guarda en los diferentes dispositivos? Clientes y sus datos, material personal sensible, documentos financieros, datos bancarios, contraseñas de acceso, etc. Casi es mejor no seguir enumerando, seguramente en cada caso personal ya se hayan concretado los datos sensibles que es preciso mantener a salvo y también se habrá constatado la fragilidad ante la multiplicación constante de esas amenazas.

No basta con poder actuar cuando el problema se presenta, cuando el ataque se materializa, cuando la incursión en documentos privados ya se ha producido. Un firewall no es un antivirus, un firewall tiene que actuar de forma anticipada para poder hacer su trabajo y preservar la red empresarial, la información personal, en fin, los datos y acceso que es preciso mantener fuera de todo riesgo.

En el caso de información personal expuesta a causa de un ataque, las consecuencias pueden ser muy desagradables, desastrosas e incluso, pueden llegar a afectar a la actividad profesional, pero en el caso de una fuga de información empresarial, la herida puede ser mortal, la reputación de la imagen de marca puede quedar tocada, en el mejor de los casos, o hundida si el ataque ha sido tan efectivo como para poner la información sensible al descubierto.

Un firewall seleccionado con criterio, valorando las necesidades de los usuarios y de la empresa, es la herramienta que impedirá correr ese riesgo. Una empresa que tenga instalado un firewall adecuado a su gestión, tendrá asegurado que el acceso a la información solo se pueda realizar por usuarios verificados, es decir, que la información está protegida.

 

Una empresa es ya un interesante escenario de riesgos, decisiones y objetivos y, para que el sistema funcione, no es necesario añadir ni riesgos ni emociones extra. Poner límites, instalar un firewall con un protocolo para permitir o restringir según qué información y a quién, asegura un espacio de tranquilidad para poder seguir adelante con lo que realmente importa sin correr riesgos gratuitos, la consecución de objetivos.

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